Reedición


Toma chiste precalentado y reeditado.

EL MAYOR PERDEDOR DE TODOS LOS TIEMPOS

El despertador había sonado a las 6 y media de la mañana como cada mañana de lunes a sábado desde hacía un mes pero en lugar de levantarse decidió quedarse en la cama. Muchas veces había ido al tajo con resaca o sin haber pegado ojo en toda la noche pero aquella mañana, aunque se encontraba perfectamente bien, decidió quedarse en la cama porque sí. Se levantó a mediodía, comió el bocadillo que tenía preparado para el almuerzo, volvió al catre y pasó la tarde fumando y mirando las nubes pasar a través de la ventana.
Tenía cincuenta y tantos y hacía ya mucho que había asumido su total incapacidad para conservar nada. Llegaba a un lugar, alquilaba una habitación, conseguía un empleo, y más tarde o más temprano perdía su puesto, se quedaba sin blanca. Siempre sucedía así, inevitablemente. En alguna ocasión, siendo joven, había tratado de enmendarse y ser un buen hombre, serio, formal, trabajador, responsable, pero por más que lo intentase el destino estaba en su contra, por una u otra razón acababa siempre de patitas en la calle así que aceptaba su suerte, hacía lo que le mandaban sin esforzarse demasiado y cuando le daban la patada disfrutaba gastando cuanto tenía. Al llegar las vacas flacas hacía las maletas, subía al primer autobús, bajaba en la última parada y allí volvía a empezar. A veces su mala fama le precedía, no lo aceptaban ni en el peor de los oficios. En esos casos se encogía de hombros, hacía las maletas, subía el primer autobús...
No había gran cosa que hacer en aquel lugar así que iba al bar cada noche. Del mismo modo que había hecho antes miles de veces en miles de bares se presentó como El Mayor Perdedor de Todos los Tiempos y obsequió al público con las historias de las muchas cosas que había perdido: amantes, amigos, paquetes de tabaco, mecheros, carteras, llaves, números de teléfono, direcciones de correo, trabajos, posibilidades de ascender, autobuses, trenes, esperanzas, ilusiones, perros, gatos, vergüenza, orgullo... Cada noche se congregaban en torno suyo para escuchar sus batallitas, reían, pagaban sus bebidas, le ofrecían tabaco.
-Eh, Perdedor -decía alguien-, ¿cómo puedes ser El Mayor Perdedor de Todos los Tiempos si eres el alma de la fiesta y todos te invitan a beber y fumar?
-Un poco de atención y drogas legales a cambio de la triste historia de mi vida, ¿en qué me convierte eso, en el rey de Francia?
El cielo estaba despejado, las estrellas brillaban con fuerza, soplaba una fresca y agradable brisa. Sonrió. Aquella sería su última noche en el pueblo. Mañana nuevos bares, nuevas gentes. Tenía suficiente para marcharse y gozar de un par de semanas sin dar un palo al agua. Luego, ya se vería...
Fue al bar. Le sorprendió hallarlo vacío a excepción de dos tíos raros a los que nunca antes había visto: uno era un viejo de frondosa barba plateada vestido con una túnica blanca; el otro un joven con traje negro de finas listas blancas, pelo engominado y peinado hacia atrás. Permaneció en la puerta, mirándolos. Ninguno dijo nada. Se acercó a la máquina de tabaco, sacó un paquete de Ducados y tomó asiento en la barra. Los tíos raros se sentaron cada uno a un lado.
-Hola, Perdedor -dijo el barbudo.
-Qué tal, Perdedor -dijo el gángster.
-Vaya -dijo mientras encendía un pitillo-, parece que soy el Hombre del Mes. ¿Y vosotros sois…?
-Dios -dijo el barbudo.
-Pensaba que eras Charles Darwin. Encantado, Dios.
El mafioso rió.
-Y tú quién eres, ¿Al Capone?
-Se me conoce por muchos nombres.
-Un tío importante. Con uno me basta.
-No sabría escoger.
-Puedo llamarte Amapola; es el nombre de una perra que tuve.
-Muy divertido. Llámame Lucifer.
-Lucifer... -dijo con sarcasmo.
-También puedes llamarme Mefisto. Satanás. El Príncipe de las Tinieblas.
-Vale, vale, lo capto: así que tú eres el Diablo.
-Ajá.
-Aquí estoy, sentado en la barra de un bar de un pueblecito con Dios y el Diablo.
-Ajá.
Sonrió, negó con la cabeza.
-A mí me parecéis un par de colgados. Si realmente sois quien decís ser demostradlo.
-¿Que lo demostremos? -dijo Dios.
-Eres Dios, ¿no? Haz un milagro.
-No tengo por qué hacer trucos para divertir a un vagabundo.
-Lo que yo decía, un par de colgados.
-Está bien, listillo, ¿qué quieres?
-Quiero... una copa de Havana Club 7 años.
Dios chasqueó los dedos y sobre la barra apareció una gran copa de ron con hielo. El Mayor Perdedor se quedó petrificado.
-Qué coño...
Acercó su mano a la copa, la tocó, era real... Tomó la copa, bebió.
-Joder. Vale. Realmente eres Dios. Dios o un mago cojonudo. Y tú qué -le dijo al Diablo.
-Pide cualquier cosa.
-Un puro. Un buen habano.
El Diablo silbó y apareció en su mano un puro. Lo cogió, arrancó la punta con los dientes, la escupió, lo colgó de su boca y dijo:
-Cerillas.
El Diablo silbó de nuevo. Apareció una caja de cerillas. El Mayor Perdedor la cogió, sacó una cerilla, la prendió y encendió con ella el puro. Dio una buena calada. Hizo un gran anillo de humo azul. Asintió.
-Sí señor...
Dio un trago a la copa y trató de asimilar lo que estaba pasando. Era de locos. No podía ser. Pero así era: Dios estaba a su izquierda, el Diablo a su derecha, y él estaba bebiendo y fumando cosas que habían surgido de la nada.
-Está claro que no mentís. Sois quienes decís ser. Y ahora, ¿qué queréis de mí?
-Hacerte una oferta -dijo Dios.
-Un trato -dijo el Diablo, encendiendo un cigarrillo.
El Mayor Perdedor rió.
-¿Y puede saberse por qué dos peces gordos como vosotros tienen interés en mí...? Bueno -dijo encogiéndose de hombros-, me habéis invitado, así que os seguiré el juego.
Se giró hacia Dios.
-Desembucha. En qué consiste esa oferta.
-Salvación.
-Muy bonito. ¿A cambio de qué?
-Toda tu vida ha sido un desastre tras otro. Eres una calamidad. Das verdadera pena. No tienes dignidad, pudor ni modales. Eres un calavera, un vago, un bala perdida, y lo que es peor, no te importa lo más mínimo.
-Sí, ése soy yo.
-¿Nunca te ha preocupado qué será de ti cuando mueras?
-No.
-Arderás en el infierno. ¿Sabes cuál es el castigo para los vagos? Trabajarás sin descanso, no podrás parar para ir al baño, ni para rascarte, ni para respirar, veinticuatro horas al día, todos los días, incluidos domingos y festivos, por siempre jamás.
-Suena realmente mal.
-Pero aún hay esperanza para ti.
-¿Ah, sí?
-Si te redimes del pecado de la Pereza.
-Vaya, es mi pecado favorito. Está bien, qué tengo que hacer para escaquearme.
-Arrepiéntete. Acuéstate temprano, madruga, aféitate, córtate el pelo. No te hurgues la nariz. No te rasques el culo. No eructes. No te tires pedos. Busca un buen trabajo, compra una casa, cásate con una mujer decente, ten hijos. Lee la Biblia, ve a la iglesia, reza. No frecuentes los bares ni los casinos. Deja la bebida. Deja el tabaco. No le mires las piernas a las mujeres. Sé un pilar de la comunidad.
El Mayor Perdedor prendió otra cerilla, dio una calada a su puro.
-Básicamente me pides que me convierta en un capullo blandengue y calzonazos temeroso de Dios que hace lo que le ordenan sin rechistar. El infierno de los vagos tiene mala pinta, pero no quiero ni pensar en lo que debe ser morir de aburrimiento en tu supuesto "paraíso"…
Se dio la vuelta y preguntó al Diablo:
-Bueno, y tú qué. Qué tengo que hacer.
-Nada. Sigue como hasta ahora. Trasnocha, déjate crecer las greñas y la barba, ráscate el culo. Mira las tetas de las adolescentes. Bebe, fuma, di tacos y maldiciones. Él quiere cambiarte. Yo no. Me gustas, Perdedor, me gusta tu estilo... o, mejor dicho, tu falta de estilo. Únicamente quiero que seas tú mismo. Un vago irresponsable. Un mal ejemplo. Estrecha mi mano y a cambio te prometo una eternidad de lujuria, gula y pereza. Vivirás en mi reino con todas las comodidades, sin mover un dedo, colmado de placeres, los mejores licores, los mejores puros, las mejores mujeres.
El Mayor Perdedor meditó.
-Suena bien. Demasiado bien. ¿Quién me asegura que cumplirás con tu palabra? Lo más probable es que me la juegues con la letra pequeña. No, no... No me fío de ti.
Dio una calada al puro.
-Sabéis qué, peces gordos: vendedle cuentos chinos a quien se los crea. Yo paso.
Miró los hielos de la copa. Un escalofrío le recorrió la nuca.
-Tienes que elegir -dijo Dios.
-Estás con él o conmigo -dijo el Diablo.
-No estoy con ninguno. Elijo no elegir.
-Has de escoger -dijo el Diablo-. Bien o Mal. Blanco o Negro.
-¿Y si no, qué?
El Diablo lo miró con gravedad.
Tragó saliva. Mierda, dijo para sí, mierda, mierda, mierda, mierda...
-Sé lo que estás pensando -dijo Dios-. Estás buscando el modo de salir de este lío. No te estrujes los sesos. No puedes.
-No juegues con nosotros -dijo el Diablo colgando un cigarrillo de sus labios-. Ni siquiera lo pienses. Pestañea y…
De su índice nació una llama. Encendió el cigarrillo, dio una calada.
-No lo quemarás -dijo Dios-, porque yo lo fulminaré antes con un rayo.
-Sueñas, abuelo. Soy mil veces más rápido. Sería un montón de hollín antes de que pudieras mover un dedo.
-Qué te apuestas.
-Una caja de Franziskaner.
-Hecho.
El Mayor Perdedor de Todos los Tiempos arrojó el ron a la cara de Dios, dio un fuerte empujón al Diablo, se levantó, corrió hacia la puerta como nunca en su vida había corrido
corrió
corrió
Al pisar la acera una gran llamarada cayó sobre él. Siguió caminando envuelto en fuego, un esqueleto que aullaba y se arrastraba echando chispas. Finalmente se derrumbó. El viento esparció las cenizas.
El Diablo apagó la llama de su índice con un soplido. Le dedicó a Dios una gran sonrisa. Éste hizo una mueca y dijo:
-Bah...
Chasqueó los dedos. Se esfumó y sobre la barra apareció una caja de Franziskaner y un gran vaso.
El Diablo se sacudió la chaqueta, ajustó el nudo de su corbata, tomó asiento. Abrió una botella, sirvió el contenido en el vaso. Bebió. Escupió. Dio un puñetazo a la barra y dijo:
-¡Mierda! ¡Cabrón! ¡Es Heineken!

Falta Fanta

ES HARTE ES HUNTER ES PARRA


Hunter S. Thompson meets The Parra
Obra de Kaos Tentacle Mapfre y Javi Cerebro Reptil
oil on canvas
5.000.000.000 euros por lo menos

JASON y los argonautas.

EL CASO DE LA MÁSCARA CHINA

La lluvia azotaba con furia el parabrisas del taxi. Noche lluviosa, noche negra, noche de perros. Un flash blanco cegó el cielo, la ciudad se estremeció con el estallido del trueno.
-Oiga, amigo -preguntó el taxista-, ¿va a una fiesta de disfraces?
-¿Perdón?
-Lo digo por la gabardina, el sombrero, va de detective, ¿no?, a lo Bogart y tal.
-No voy de detective, soy detective.
-Ja, ja, claro, amigo, lo que usted diga, lo que usted diga...
Capullo...
"Estás de coña, supongo", fue la respuesta de mi mujer cuando le dije que pensaba convertirme en detective. "¿Sueñas con resolver grandes casos y cepillarte a mujeres fatales con ceñidos vestidos de lentejuelas? ¿En qué película vives?".
Tenía razón. Cuanto conseguía eran trabajillos patéticos, espiar a las esposas de maridos celosos, hallar perros perdidos... Apenas me alcanzaba para llegar a fin de mes; joder, no podía ni comprar balas para el revólver. La zorra estaba en lo cierto, Roberto Ramírez no era más que un huelebraguetas de poca monta, ¡pero aquello iba a cambiar!, gracias a

EL CASO DE LA MÁSCARA CHINA

-Deténgase aquí -indiqué al taxista.
-Son quince con cincuenta.
-¿Está de broma?
-Es lo que reza el taxímetro, amigo -dijo encogiéndose de hombros.
Saqué mi cartera, examiné su contenido: tres euros con veinticinco céntimos.
Eh -exclamé-, ¿ha visto ESO?!
Abrí la puerta, salí por patas...
-HIJO DE PUTAAAaaaaaaaaaa....
Me oculté en un callejón hasta que se largó. Miré hacia arriba: la luz de la habitación estaba encendida...
Un par de días antes un macarroni obeso y calvo que se hacía llamar Toni Pomodoro se presentó en mi despacho acompañado por su guardaespaldas, un gorila con la constitución de un carro de combate Panzer. El tal Pomodoro dijo ser coleccionista de arte. Su esposa había desaparecido con una de sus mejores piezas, una máscara china del periodo... ¿Ping, Ring?, nunca fui un as en Historia y además en chino todas las palabras suenan a gato agridulce. El caso es que estaba dispuesto a pagar una buena suma si encontraba a su esposa y recuperaba la máscara. Me facilitó fotografías de ambas: la máscara me pareció horrible, no sabía por qué alguien querría gastar una fortuna en ella; la tía, en cambio, era una pelirroja de ensueño a lo Rita Hayworth, pura dinamita.
-Tenga cuidado con ella -aconsejó Pomodoro-, en especial con su lengua. Es una víbora. Capaz de enloquecer a los hombres.
-Apuesto a que sí.
-No bromeo, Ramírez.
-Conozco a las mujeres, Pomodoro. Soy perro viejo. Sé lo que me hago.
Forcé la cerradura del portal. Pan comido. Subí las escaleras hasta el tercer piso...
Si aquello salía bien me largaría a algún país tropical con mi secretaria, una rubita preciosa. Solía tirármela sobre la mesa del despacho. Salía con un tipo aunque no iba en serio con él. "Es un crío", decía, "no un hombre, un hombre de verdad, como tú, Roberto...". Curraba de veterinario en el hipódromo. Doctor de caballos, tío... Aquel bombón se merecía algo mejor. Algo como yo. Roberto Ramírez: detective privado.
Número 12. Allí era. Abrí la puerta de una patada.
La mujer de Pomodoro, vestida únicamente con un camisón de color púrpura, se giró asustada; jo – der, chico, menudo cuerpo el de aquella tía...
-¡QUIÉN COÑO ES US...! -gritó.
-Policía -dije, y le apunté con mi revólver.
Intenté cerrar la puerta de espaldas, de un taconazo, lográndolo al tercer intento.
Tuve que realizar un esfuerzo sobrehumano para desviar la mirada de aquellas espectaculares curvas e inspeccionar el lugar. Sobre una cama había una maleta y un montón de ropa. Había también una gran pipa de fumar de la que manaba un olor exótico.
-El consumo de marihuana está penado por la ley, señorita.
-No es maría, gilipollas, es tabaco indio. Es totalmente legal.
Me aproximé a la pipa, di una calada.
-No está mal -dije, asintiendo, y exhalé el humo lentamente-... Cof, cof… (carraspeo)… Bueno, ¿dónde está la máscara?
-Usted no es poli.
-¿Ah, no? Y por qué no.
-Porque a los maderos que un millonario pierda una máscara se la trae floja. Y además no visten como salidos de una peli antigua. Es un detective, mi marido le ha contratado.
-Sobresaliente. Y ahora entrégueme la máscara.
-Parece un hombre seguro de sí mismo, un verdadero tío duro... me gusta...
-No dé ni un paso más. Se equivoca si cree que logrará seducirme con sus trucos baratos. Me los conozco.
Sonrió. Se arrodilló a mis pies, bajó mi bragueta, me fulminó con aquellos maravillosos ojos verdes, abrió su boca de carmín... Vale, se supone que un buen detective debería mantenerse frío en este tipo de situaciones, pero, ¿qué habríais hecho vosotros en mi lugar? ¿Qué habría hecho Cagney? ¿Qué habría hecho Mitchum?
-Vaya, vaya -dijo una voz.
Pomodoro y su matón se hallaban en la puerta.
-Le advertí sobre mi esposa, Sr. Ramírez. Creí que sabía usted lo que se hacía. Qué poco profesional.
Me la guardé y subí la cremallera.
-Digamos que me estaba tomando un descanso.
Pomodoro chasqueó los dedos. El gigante se abalanzó sobre mí. Traté de encañonarle, sí ya sé que el arma no tenía balas pero pensé que al verla se cagaría de miedo pero no fue rápido como un rayo flash su puño impactó en mi cara PAM… debí volar varios metros... perdí el revólver... me estrellé contra la pared y caí sobre la cama.
-Machácalo -sentenció Pomodoro.
Me agarré con fuerza a la cama, cerré los ojos preparándome para lo inevitable, el golpe definitivo, mi muerte a manos de aquel mastodonte pero advertí entre las prendas el tacto de algo frío y metálico era una pistola, la empuñé, apunté a su pecho, apreté el gatillo, BANG, el tiro acertó de pleno, brotó un chorro de sangre pero el cabrón seguía avanzando, disparé otra vez, BANG, otra, BANG, otra, BANG, cuatro balas y seguía en pie, demasiados músculos, pensé, no permiten que el acero penetre hasta el corazón, dispara entre ceja y ceja…
BANG
Puso los ojos en blanco y se desplomó sobre el suelo.
Pomodoro me miró acojonado.
-Espero que su matón tuviera garantía, capullo.
Salió por la puerta como alma que lleva el diablo. Le seguí. Bajaba por las escaleras. Únicamente quedaba una bala en el cargador.
BANG
Fallé.
Se giró para hacerme un corte de mangas y entonces perdió el paso, tropezó, cayó dando tumbos, como un muñeco de trapo... La sangre manó formando un gran charco rojo en el suelo.
Me giré. La viuda me apuntaba con mi revólver. Apretó el gatillo. Clic. Nada.
-Está descargada -dije, y le di una bofetada.
Telefoneé a mi secretaria. Le conté que tenía la máscara aunque había tenido que liquidar a Pomodoro. Se la venderíamos a un coleccionista por un montón de pasta y nos fugaríamos. Me cité con ella en el despacho al cabo de una hora. Sonaba realmente excitada. Echaremos un último polvete sobre el escritorio, pensé.
Al llegar encontré el despacho a oscuras. Mala espina. Encendí la luz. Allí estaba, sobre la mesa, llevaba un camisón rojo muy sexy, allí estaba como un regalo que espera ser abierto.
-Joder, nena, qué bien te sienta el rojo.
-¿Tienes la máscara?
-Sí, está en la maleta.
Me quité la gabardina, me bajé los pantalones y me lancé sobre ella como un mono en celo, entonces noté un pinchazo en el culo...
-¿Qué...?
-Tranquilizante para caballos -dijo.
Me empujó, caí al suelo. No podía mover un sólo músculo. Totalmente paralizado. Me observó. Sonrió de forma extraña, perversa. Descolgó el teléfono.
-¿Antonio? Soy yo, cariño. Sí, tengo la máscara. Nos vemos en tu piso dentro de una hora. Te quiero.
Mala puta, ¡me la había jugado con un doctor de caballos!
Mierda, mierda, mierda, mierda...
...todo se
tornó
oscuro...

OL ILUSTREISIONS



Dos ilustraciones del pasado que no sé por qué no incluí en ningún Momic (de los de fotocopias y grapas que ya nunca nunca haremos)

Conair el bárbaro.


Nicolas no te pega hacer de tipo duro.




una película escrita y dirigida por Sir Arthur Conan Doyle.

PERIÓDICO

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Skeletor Tales


Recien levantao....De esto que se te pasa por la quijotera y lo tienes q plasmar.....
a mi manera....jejeje.

Backgrounder


Es de lo poco que puedo enseñar medio acabao, es un fondiko pa uno de los planos....
Pa los que vinieron de visita a Barcelona pueden observar las similitudes de dicho fondo con mi casa actual. Lo demas lo ire colgando en mi blog... Paciencia hermanos pa vosotros habrá proyección privada.......os lo prometo.

PELICULIN PELICULAN


Buenoooooooooooooo, mi primera posteacion en el mundo mundial. espero que salga bien por que no se como va esto.

Pedazo de peliculon que van a estrenar, yo no digo na. si quereis ver el trailer yo le metia caña al Grego.

Y todo sin potosop y sin "manolibre", estoy hecho un artista VIVA EL PAINT!!!

FLAVOR FLAV !!!


Si no sabes quién es este personajazo necesitas ver esto

The New Julk2.0


Él era un Banner normal hasta que los rayos uva y vino penetraron en su web



.

y de regalo el banner

Tal vez no sabías que eran hermanos!










Coprobars

el auténtico sabor de América.

LEONARDO 2029

TMNT versión Erik Larsen + Marvel 2099 + Regreso al futuro II + cine de acción + ONOMATOPEYAS

Intro dramática con relámpagos. El escondite en las alcantarillas es la cabina del Halcón Milenario.

Primer enfrentamiento con masillas high-tech. Antifaz con visión T-800

¡El cuartel general de Shredder-Dr. Muerte!

Ciber-Rocksteady irrumpe y sin mediar palabra pa qué KROM, YEAAH!!!, TOOHM!, PLLUHD!

Leonardo Parker rechaza la oferta de Kelly O´Neill: "No salvo vidas para hacerme estrella de cine"

Expresión de furia al límite y una katana en cada mano sólo faltan palomas John Woo.

Entrada triunfal del maestro Splinter Matusalén. Atención: Ghost Rider 2099 en la tele aerostática.

Películas MOMIC preseeeentaaaa


Y sí, el perro también muere... de aburrimiento.
Todo un clásico de las películas MOM!C.

CON MENTA O TERME


Que tengo al terme haciendo la menta en Móstoles

TERMITATHOR

HARTE 0.0

El calamar-flecha dispara un super chorro de tinta y la orcallena de Groenlandia sonríe Yellow Submarine

Los animales disparan flechas y letras

FIN de una película con helicópteros, aviones, tanques que disparan estrellas de Navidad, dólares comunistas y Spiderman-red-de-pescar

¡Ray Harryhausen!

Mazinger torero ataca por la espalda a Mazinger Cid Campeador

Los monstruos de plástico se pelean y vuela una pata amputada

-Están mu bonicos estos dinosaurios que has copiado
-No son copias mamá son versiones, estudios
-Versiones pero por qué no llenas todo el papel
-Experimento con el espacio me aburren la simetría y el horror vacui desplazo el peso de la composición abajo a la derecha
-Cagon la Virgen pisá ha salío hartista